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Hay cosas que tienes en la cabeza ahí, que más o menos das por sentadas, pero que sabes que más o menos es una teoría loca que se te ha ocurrido. O a lo mejor no. Pero está ahí. Esta que quiero exponer hoy se remonta a hace un par de años, cuando estaba viendo Doctor Who clásico por primera vez.
Os pongo en antecedentes: Yo llegué a la serie en 2010 por la insistente recomendación de un buen amigo. Había escuchado hablar de ella, pero nunca me había planteado verla. Al final cedí. Me devoré las cuatro primeras temporadas, con los especiales de Tennant y me puse al día al comienzo de la quinta temporada actual. No sabría decir exactamente en cuál de los tres primeros capítulos, pero definitivamente antes del serial doble sobre los Weeping Angels.
Para cuando terminó aquella tanda de capítulos, después de semejante atracón, quería más. Y me puse con la serie nueva pese a que en más de un sitio había visto la perenne advertencia: “No lo hagas, envejece muy mal.” Como dije en su momento en otro sitio, es normal, las cosas se hacían de otro modo en aquel momento. Una vez te acostumbras a ello, la serie es una maravilla.
Me lancé a la aventura y tras vérmelas y deseármelas para conseguir los capítulos clásicos, comencé con «An Unearthly Child» y prácticamente no paré hasta «Survival» y la película de 1996. Pero retrocedamos en el tiempo unos meses antes de mi llegada a la TV Movie, porque todo este rollo se remonta a 1970. Bueno, a cuando la serie llegó a 1970. Estamos hablando de la Séptima Temporada de la serie original.
Como dije al principio, todo esto posiblemente no sea más que una ida de olla mía. Lo cierto es que nunca hasta ahora me había decidido a ponerlo por escrito y, mucho menos, lo había comentado en plan serio con alguien o buscado contrastar mi hipótesis con otras fuentes. Pero la #SemanaWhovian es una buena excusa (¿no creéis?) para, por lo menos, lanzarlo ahí fuera.
¿Que cual es la teoría que quiero compartir con vosotros? El título del post lo deja claro, creo: Doctor Who depende mucho, más de lo que a lo mejor nos damos cuenta o se dice normalmente, de la época del Tercer Doctor. Esas cinco temporadas, desde mi punto de vista, fueron un punto de referencia en la reconstrucción que Russell T. Davies hizo del Universo Who en 2005 y en cómo quiso acercarnos a toda la tradición de la serie de ciencia ficción más longeva de la historia.
No hablo del personaje. Los 11 actores que hasta ahora han interpretado al Timelord han aportado algo para la historia y, si hubiera que atribuirle a alguien el personaje tal y como lo conocemos ahora mismo, sería a Patrick Troughton, que fue el hombre que convirtió a The Doctor en el personaje que, con matices, todos conocemos hoy. Fue él el que convirtió a aquel abuelo entrañable y cascarrabias de William Hartnell en una figura capaz de sobrevivir en el tiempo. Pero todos los Doctores, los once, han aportado algo al personaje que lo haya heredado en sus sucesivas encarnaciones, por muy diferentes que hayan sido.
Hablo más bien a un nivel de relato, de la cuestión narrativa. Es cierto que el diseño de personaje es parte fundamental de ello, pero las aportaciones de la era Pertwee van más allá de que su personaje fuera – en palabras de Russell Tovey en la narración de la recomendabilísima «The Ultimate Guide» que emitió esta semana BBC Three – «Liberace meets Bruce Lee». En otras palabras, van más allá de que Pertwee hiciera que The Doctor fuera un héroe de acción y no tanto el vagabundo espacio-temporal que nos presentaron Hartnell y Troughton.